
No jugamos a nada. No hubo reacción y cada uno quiso ser el héroe sin pensar que esto se juega entre cinco. Nos enojamos, nos choreamos, y la estamos pasando muy mal dentro y fuera de la cancha.
Cuando el delegado, en este caso el Chico, avisa, o cuando yo publico en el blog, se supone que todos nos damos por enterados. Además, se conocen desde un tiempo las fechas de los partidos. Por último, está la instancia de llamar a alguno de los compañeros para saber la fecha exacta, la hora y el lugar.
No pasa casi nunca esto. Sólo llegan los que siempre van y los demás, aparecen de vez en cuando.
Sé que todos tenemos pega, familia, compromisos; que a veces nos picamos porque no jugamos o nos sacan, no nos llega el balón, no corren los compañeros, no se cortan, no marcan o gastamos plata demás. A veces simplemente quisimos jugar mucho más y mejor de lo que lo estamos haciendo y no nos da el cuerpo ni el talento.
Todo eso genera desmotivación, frustraciones, y cansancio.
Yo estoy cansado, también. Voy a jugar para sacarme las tensiones, para intentar ganar y jugar lo poco que me queda en este deporte. Ya las rodillas me duelen siempre, el cuerpo lo siento pesado y los pendejos me sobrepasan al trote. Y cuando nos ganan asi me viene un desaliento enorme que me hace sentir lata y pena porque no tuve ni tuvimos reacción. Miro a mis compañeros y echo de menos a los demás que no vienen porque, al final de cuenta, somos un equipo de amigos. Quiero que seamos siete u ocho. O nueve o diez. Que salgamos y entremos. Que hablemos y nos echemos talla para que en una concentración nos acordemos de una jugada o de una broma que nos hicimos en el camarín. Eso ya no está pasando, los muchachos nuevos -no tienen la culpa porque tampoco les conversamos mucho- llegan, se visten, juegan, y se van.
El equipo parece no tener cuerpo ni forma de jugar, pero también se perdió el alma en el camino y eso es triste, cabros.
El Chico, el David y el Carlos, me llamaron el sábado, después del partido contra Liceo (nos ganaron, yo calculo, por una diferencia de 50 puntos); y los tres me dijeron lo mismo: está dando lata asistir así. Si los demás no quieren venir, no podemos estar siempre llegando a la rastra.
Y este equipo, cabros, era de los que daba siempre pelea. De los que estaba entre los mejores, haciendo daño, poniendo el cuerpo, vendiéndola cara a los rivales que nos querían ganar.
Ahora nos estanos limitando a evitar el walk over y a terminar choreados entre nosotros. Y hago mea culpa en esto último.
Les pido, no como miembro de la directiva (que es un juego porque la directiva somos todos), sino que como Lucho Miranda, que seamos honestos y nos comprometamos a sacar este año deportivo. Si ya nos comprometimos a jugar, seamos dignos y presentémonos como corresponde.
No seamos mezquinos. Juguemos todos, demos el ejemplo. Si faltan camisetas, entreguémoslas, nadie se las va a pelar. Si alguien no tiene monedas, se las hacemos entre todos. Si alguien no puede jugar, que avise con tiempo en este blog o por teléfono.
Si alguien necesita jugar más tiempo, que diga, y se conversa; pero saquemos a este equipo de este estado terminal en que parece encontrarse.
Ya se verá el año siguiente si Piratas merece enfrentarse a otros equipos en campeonatos oficiales y nos convertimos en viejos cracks que se juntan a jugar una changa. Esa es otra historia.
Un abrazo
LMV